Fuente y fotos: Pablo Pillado/Guillem Martínez.

Esta es la historia de un apasionado del motor que, a los catorce meses de su primera experiencia con un roadbook, ganaba la carrera europea más prestigiosa de la disciplina. Un sueño al alcance de muy pocos, que su protagonista ha compartido con nosotros.

Localizamos a Guillem Martínez saliendo de Dakar -Senegal- hacia su domicilio a dos horas de distancia. A pesar de algunos cortes en la señal telefónica, conseguimos viajar juntos para descubrir su historia personal.

Guillem, tarraconense de Reus y afincado en Senegal, de 32 años de edad y mecánico de profesión, comenzaba a dar gas a la temprana edad de cuatro años, “fue gracias a mi hermana. Aprendí a andar en la moto que le regalaron por su comunión, una 49cc automática. A los ocho años mis padres me regalaron una Kawasaki 80cc de motocross”, que disfrutaría en compañía de su padre: “A mi hermana no le iban las motos y a mi madre le daba miedo verme, así que éramos mi padre y yo los que íbamos al circuito. Él rodaba con su moto de enduro y yo le seguía.”, recordaba con nostalgia.

Los estudios obligaban a Guillem a aparcar las motos sin abandonar el mundo del motor. “En el 2003 bajé a Marruecos por primera vez en un 4×4 con mi padre y a los 14 ya salía más en bici que en moto.” No fue hasta los 16 años cuando se iniciaría en la competición, después de siniestrar su Yamaha Aerox: “Era un scooter de calle. La arreglé para competir y empecé a hacer carreras en kartings, pero daba muchos problemas y tenía un mantenimiento muy elevado. Podías pasar toda la mañana arreglándola para hacer una tanda”, se lamentaba, “así que me pasé a las pit bikes chinas, más económicas y con las que podías entrenar durante más tiempo y sin romperlas.” culpando a su amigo Joel Pimpollo, de Metmoto Ring Racing, de haberle iniciado en la competición: “es mi amigo y mi primer patrocinador. Me conseguía los recambios a precio de taller y gracias a él pude dar el paso para competir con las pit bike.”

A los 18 años Guillém y su padre ya habían hecho varias carreras en 4×4 por Marruecos y Argelia, en un Toyota HDJ80. “Eran carreras de navegación y yo hacía de copiloto. Había que acabar el recorrido en un tiempo y a una velocidad limitada para coger los máximos puntos posibles haciendo los mínimos kms.” lo que resultaba una magnífica escuela de navegación: “En estas pruebas casi todo el rato vas a CAP; al rumbo que te indican para encontrar el siguiente waypoint. Se me daba bastante bien encontrar los caminos correctos.” afirmaba, para acabar apuntando sus buenos resultados: “llegamos a ganar un par de pruebas en Marruecos y otra en Argelia”, mostrándose orgulloso del buen equipo que forma con su padre: “A los dos nos gusta lo mismo y también trabajamos juntos, así que tenemos una relación muy sana.”

Las carreras implican un esfuerzo personal y económico del que Guillem no es ajeno: “A partir de los 18 años empecé a trabajar poniendo copas en una discoteca para pagar mis motos. Alguna vez salí de trabajar a las siete de la maña para correr de empalmada el Campeonato de Cataluña.” y la crisis económica tan vinculada a la construcción pasaba factura a su familia: “Mi padre tenía una empresa que se dedicaba al transporte de cemento y a partir de la crisis tuvo que buscarse la vida y acabó trabajando en Senegal.” Guillém terminaba el grado superior de mecánica para acceder al mercado laboral español por poco tiempo: “mi primer contrato fue en el mismo taller donde hice las prácticas, pero creo que no estuve más de cuatro meses. Bajé a Senegal a ver la fábrica de hielo que tiene mi padre con otro socio… y cuando vi el poco mantenimiento que le hacían a las máquinas, decidí quedarme a echar una mano.”

Gracias a su amigo Joel una vez más, Guillém se inicia en el enduro: “en el 2018 nos compramos la misma moto. Una ktm 300 2t con las que hacíamos un enduro un poco más extremo, tipo trial, que me encanta”, para acabar afirmando: “pero lo que más me gusta es la velocidad, así que a los dos años la cambié por una 350cc 4t.” Aunque no fue hasta después de la pandemia cuando hizo su primera carrea de navegación: “Lo típico, viendo vídeos del Majes, del Feliú, de Jaime de Cabras… me moló el tema de la navegación y decidí probar con los roadbooks.” Su primera experiencia sería en la Xtrem 300 de Martos del año 2022: “No había visto un roadbook en mi vida y la misma noche en Martos estuve hablando con Albert Martín, que lo conocía de comprarle unas suspensiones. Le pregunté lo que significaban las viñetas; me dio un par de consejos… y al día siguiente salí a ver qué pasaba.” logrando un resultado más que satisfactorio para su primera experiencia: “Al principio estaba medio perdido, pero al cabo de quince kms ya me sentía como si lo hubiera hecho durante toda mi vida.” y con tan buenas sensaciones que en el propio trayecto de vuelta a casa, Guillem daba un paso de gigante: “con la flipada que llevaba de Martos, en la misma furgo de regreso, me inscribí en el 1000 Dunas… y en la categoría Élite.” narraba sorprendido de sus propias decisiones.

Su experiencia en el 1000 Dunas no dejaba indiferente a nadie: “La gente flipaba cuando les decía que era el segundo roadbook que hacía: ¡tú estás loco! me decían. Pero yo tenía que probar y si veía que se me complicaba mucho, ya pediría que me cambiaran de categoría.” Hasta él mismo parecía desconcertado de cómo transcurría el rally: “El primer día en Marruecos rodando con Pedrero, Javi Vega y otros top, pensaba… o van muy perdidos ellos y yo voy muy bien.”, aclarando que “Este tipo de pruebas no son cronometradas y ellos iban navegando bien sin ir demasiado rápidos, pero yo estaba rodando a su ritmo. Unas veces abrían ellos y otras yo.” para rematar tan satisfecho como sorprendido “! Increíble!. Pude abrir pista con los dakarianos y finalicé el tercero de la categoría.”

Decidido a seguir creciendo como piloto de la disciplina, una vez más, no se lo pensaba demasiado: “Vi que la gente de Twin Trail se iba al Hellas… lo recuerdo perfectamente: pagué la inscripción el 31 de diciembre antes de que se acabara el precio de descuento.” Lo que Guillem no sabía en ese momento es que se proclamaría vencedor de su primera carrera cronometrada: “El 1000 Dunas no tiene nada que ver con el Hellas. En aquel seríamos unas 50 motos y en este había como 300. Equipos oficiales y pilotos Pros con sus mecánicos de asistencia.” y entre algunas risas continuaba afirmando: “pero mi moto solo la tocamos mi amigo Pimpollo y yo. Eso es sagrado.”, para seguir relatando su experiencia vital: “El primer día del prólogo creo que clasifiqué el once y sorprendí a todo el equipo. No me conocía nadie. La gente no sabía quién era. El segundo día ya hice el tercero y la gente ya empezaba a preguntar de dónde había salido ese que clasifica con los pros.” y sin acabar de creérselo llegaba a la etapa maratón: “Ese día abría pista por delante de Pol Tarrés. Me comí una furgoneta que venía de cara y me fui volando unos 20 metros al precipicio entre piedras y árboles que no sé cómo no me hice nada. Cuando los de la furgo bajaron para ver qué me había pasado, ya estaba intentando subir la moto.” A su llegada al campamento la organización le devolvía el tiempo que había perdido al accidentarse con la furgoneta “al devolverme el tiempo me puse primero de la general con una presión que no te puedes imaginar. ¡En serio! Me había apuntado al rally para aprender y terminar lo mejor posible… de ninguna manera me podía imaginar que iba a ganar el Hellas.» narraba como si estuviera hablando de otra persona, «Todavía no me lo creo.”

Por motivos económicos Guillem no correría ninguna otra prueba hasta el Adventure Galicia de este mismo año: “Tenía toda la presión de haber ganado el Hellas y ya piensaba que lo ganaría todo,” pero la carrera le ponía los pies en el suelo: “hasta el tercer día no fui consciente de que no podía seguir el ritmo de Pedrero y Jagu. Ellos se dedican a esto. No era mi carrera. Así que decidí seguir a mi ritmo y sin fallar demasiado. Prefería quedar a diez minutos del primero que arriesgar a romperme la cabeza.” razonando esas dificultades: “En Galicia la navegación era mucho más complicada que en Grecia. Allí la distancia entre viñetas era bastante más grande. No había mucha complicación. En Galicia las viñetas estaban bastante más rebuscadas. Me obligaban a bajar el ritmo para leerlas… quizá de haber entrenado más roadbooks pudiera ir más rápido, pero casi había pasada un año desde el Hellas.” Aun así finalizaba la prueba gallega con un magnífico resultado “clasifiqué el tercero de la general y el primero del Campeonato de España de 450cc.”

Desde entonces Guillem solo ha participado en la Baja Aragón: “Quería hacerla por su repercusión. Además, tenía que probar a correr con asistencia y probé con Pedregá. Finalmente hice el dieciséis de la general, el cuarto en la categoría Open y el primero, empatado con Vega, puntuando para el campeonato de España.” Su próxima carrera en la península será el Rallly de Cuenca: “No tenía pensado hacerlo porque el segundo puesto del Campeonato de España lo tengo asegurado, pero como la inscripción no es muy cara y las fecha me cuadran… además, si Vega falla, tengo opción de ganar el campeonato.”, mientras que en el continente africano se dispone a participar en una bonita carrera: “Como soy residente en Senegal y he ganado el campeonato de motocross de MX1 de 450cc, me han seleccionado para ir a Marruecos a finales de octubre a participar en una carrera. Juntan a todos los campeones de África y hacen una carrera de motocross en Marraquech.”

Nuestro protagonista sigue poniendo la mirada más y más lejos. En esta ocasión su objetivo será una de las carreras de mayor repercusión mundial, la AFRICA ECO RACE: “Me decidí después de Galicia. Al ser una carrera que acaba aquí, en Senegal, supuse que me resultaría más fácil encontrar patrocinadores para esta prueba que para ir al Dakar de Arabia. Así que empecé a darle vueltas, a buscar la moto…” pero la realidad siempre se impone cuando se trata de encontrar financiación: “El tema presupuesto es lo más complicado. Ya he visto que, para los patrocinadores, si no mueves gente en redes no existes, no les interesas. Vale más quedar último en las carreras y tener cien mil seguidores, que primero y no tener ni dos mil… y yo me centro más en correr que en venderlo. Pero ya estoy perdiendo la timidez y dando el paso en mis redes sociales.” remataba orgulloso de su esfuerzo.

Su meteórica experiencia con la navegación roadbook, llegando a ganar la carrera más prestigiosa del viejo continente, nos hace pensar que Guillem tiene un talento natural. Del mismo modo, después de conocer su historia personal con el mundo del motor y la navegación desde tan temprana edad, nos resulta imposible obviar sus destrezas adquiridas. Sin lugar a duda su talento emana de ambas fuentes, que han hecho de Guillem Martínez, un piloto a seguir.

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